No me callo más.
No es no. Incluso cuando me estás tirando onda repetidamente y no te correspondo. No es no, cuando no quiero, cuando no tengo ganas, cuando no me gustás y cuando mis acciones y mi cuerpo lo demuestran. Es no cuando al lado tuyo me siento incómoda, es no cuando te acercás a mí, así, demasiado cerquita como para respirar. Cuando invadís mi espacio personal y físico, cuando se me aprieta el pecho y me explota la garganta de tanta incomodidad. Cuando siento tu cuerpo junto al mío, tan encima y sin que yo te lo pida. Es no cuando me alejo de vos y te volvés a acercar. Es no cuando tu actitud me harta, me cansa, me agota física y mentalmente, se me paraliza todo el cuerpo y no sé cómo reaccionar. Hoy llegué al límite. Decidí que no voy a callarme más. Lo dije de frente, tiré toda la bronca y la impotencia y dejé claro que no me gustaba la situación. Ya fueron demasiados años de bancarme este tipo de cosas por parte de los hombres, tanto ciegos como hombres sin discapacidad. Callé todo mucho